SOPA CREMA DE TOMATES ASADOS

¿Otra vez sopa? Si, otra vez sopa. Sigan leyendo, no se me vayan.
La verdad es que me gusta más el calor que el frío, pero si hay algo que me gusta del invierno, es la oportunidad de comer sopa lo más que pueda. Si es todos los días o casi todos los días, mejor. ¡Y cómo me gusta hacer sopa casera! Hasta con los ingredientes más básicos podemos hacer una rica sopa y para mi es incomparable el sabor a sopa recién hecha… creo que no hay nada más reconfortante para un día frío o agotador!
En casa 3 o 4 veces por semana cenamos sopa, sólo un buen bowl de sopa que generalmente alcanza para suplantar un plato principal. Me gustaría compartir algunas de mis sopas favoritas, que hago invierno tras invierno. Cada año pruebo diferentes pero hay algunas a las que vuelvo siempre. En este caso les voy a enseñar a hacer una sopa crema de tomates que ya está en mi repertorio y no se piensa mover de ahí.
Es muy fácil de hacer, es rica, cremosa, puede ser súper “light” si le ponemos agua o leche descremada o puede ser un poco más pesadita si le ponemos crema o leche entera, eso lo deciden ustedes dependiendo qué tan pasaditos de kilos estén… ejem…
 
Receta (rinde aprox. 4 bowls de sopa medianos o 2 grandes):
Ingredientes:
10 tomates perita o 7 tomates grandecitos o 1 kilo de cherries (cuánto más rojos y maduros los tomates, más rica les va a quedar la sopa)
2 cebollas chicas
2-3 dientes de ajo (envueltos en papel aluminio)
4 cucharadas aceite de oliva
Sal y Pimienta a gusto
1 cucharada de azúcar
1 cajita de pulpa de tomate (250 grs)
1 a 2 tazas de agua, leche o crema (depende la cantidad de qué tan espesa o líquida la quieran)
Orégano fresco (o seco pero es tan fácil conseguirlo en el super que vale la pena que sea fresco)
4 rodajas de pan del que más les guste o del que tengan en casa (para dietas sin TACC pueden usar pan sin gluten)
1 taza aprox. queso gruyere o parmesano rallado grueso (o cualquier otro queso que les guste y que se derrita fácil)

Precalentar horno a 180°C. Colocar en un bowl: el aceite de oliva, los tomates cortados en cuartos, las cebollas cortadas en 8 (nada muy prolijo, corten como salga), sal y pimienta a gusto, el azúcar y 1 cucharada de orégano fresco. Mezclar bien todo y colocar en una asadera grandecita junto con el «paquetito» de ajo.

Hornear por aproximadamente 45 – 50 minutos. Mientras se asan los tomates, tostar las rodajas de pan y colocar el queso por arriba. Reservamos.

Sacar los tomates del horno y sin apagar el horno colocar las tostadas con el queso por unos minutos hasta que se derrita.

(así quedan los tomates y las cebollas al sacar del horno… ¡no saben el aroma que sale!)

Colocar los tomates y todo lo que hay en la asadera (por favor, el ajo sin el papel de aluminio, je) en el bowl de una licuadora junto con el agua, leche o crema y la pulpa de tomate. Licuar hasta que esté bien suave. Prueben para corregir los sabores en caso que lo necesite (más azúcar, más sal, algo de picante, etc.)

(si se fijan, el color de la sopa es más bien naranja. El color siempre va a depender del tomate que usen, pero raramente les va a quedar roja)

Si no tienen licuadora, pueden hacer este paso con un mixer dentro de una olla. Calentar si fuera necesario ya que con el líquido agregado se puede haber enfriado un poco la mezcla. Servir en bowls hondos y colocar por encima el pan tostado con el queso derretido y un poco más de orégano deshojado.
Van a querer repetir esta sopa una y otra vez, se los aseguro. Es rica, reconfortante y perfecta para comer un día bien frío, frente a la estufita de leña (o a la de gas, je) y si es posible de pantuflas y pijama.

 
Sabían que…
La Tomatina es una fiesta callejera que se celebra todos los años en Buñol (España), el último miércoles del mes de agosto. ¿Alguna vez escucharon de esta celebración? Los participantes (básicamente cualquiera que tenga ganas de ir) se tiran tomates unos a otros de manera un tanto desenfrenada jaja. A los participantes se les recomienda usar guantes y gafas protectoras. La lucha termina luego de 1 hora exactamente. Hay varias condiciones, entre ellas que los tomates tienen que estar un poco aplastados antes de comenzar la fiesta, básicamente para que no terminen en el hospital. La “batalla” coincide con la fiesta del santo patrón de la ciudad que se celebra en el transcurso de una semana, en la que tienen lugar diferentes actividades y celebraciones previas que terminan con esta batalla de tomates que da fin a las fiestas.
Los tomates se cultivan especialmente para esa ocasión y son tomates baratos y poco gustosos, los cuales son entregados en camiones.
Personalmente nunca fui, pero ¡cómo me gustaría vivir esa locura entomatada!